La estética Big Data: arte con datos
On Broadway, aplicación interactiva e instalación pública, de Software Studies Initiative
(http://manovich.net/index.php/exhibitions/on-broadway)
Por Cecilia Hoyos Hattori
Big data, datos masivos, macrodatos o grandes volúmenes de datos en castellano, es un término que hace referencia a la enorme cantidad de información de la que nos encontramos rodeados en la actualidad. Mayer-Schönberger y Kenneth describen que “…los datos han empezado a acumularse hasta el punto de que está sucediendo algo nuevo y especial. No solo es que el mundo esté sumergido en más información que en ningún momento anterior, sino que esa información está creciendo más deprisa” (2013: 7). Para definir este concepto, existe un modelo llamado de las cinco “v”, es decir, volumen, variedad, velocidad, veracidad y valor (Aguilar, 2013). Uno de los teóricos y artistas contemporáneos que trabajan con este concepto es Lev Manovich, que no solo desarrolla teóricamente las posibilidades conceptuales de esta situación actual, sino que también realiza obras y visualizaciones a través de la idea de analítica cultural.
Las funciones posibles de tales volúmenes de información incluyen desde la sanidad pública (el seguimiento del contagio de enfermedades en relación con las búsquedas de síntomas en Google), la compra de un pasaje en avión (proyecto Hamlet, de Etzioni, que devino la empresa Farecast), el seguimiento de las actividades de los turistas, las compras por Internet, la selección de un trayecto a través de una aplicación que evita el tráfico, las selecciones de películas y series por parte de Netflix para cada usuario, entre muchísimas otras.
Así como en Un mundo feliz, 1984 o Fahrenheit 451, se puede pensar en una visión negativa, hoy también existen ficciones que plantean un futuro pesimista en relación con esta gran recolección de datos, en las que por ejemplo, los recuerdos desaparecen para ser reemplazados por un registro digital de lo vivido, o una madre puede hacer que le coloquen una especie de rastreador/cámara a su hija para poder ver, controlar y regular lo que ella ve, o utilizar la información que subimos a las redes sociales para construir un robot-pareja que reemplace a un novio muerto (Black Mirror).
Esta cantidad de información generó otras maneras de pensar en las ciencias sociales y humanas, lo que se evidencia en el surgimiento en la última década de disciplinas como la computación social (Social Computing), dedicada al estudio de decenas de miles de publicaciones en las redes sociales, videos, imágenes y medios compartidos por usuarios; o las humanidades digitales (Digital Humanities), que analiza cientos de expresiones de artistas, escritores, compositores profesionales. Frente a estas dos nuevas ramas, Lev Manovich, artista, teórico y autor contemporáneo, plantea en su la posibilidad de una “analítica cultural”, el uso de la ciencia para analizar patrones en grandes volúmenes de datos culturales.
“El laboratorio se centra en el desarrollo de métodos y herramientas para la exploración y la investigación de información visual cultural masiva. Se utiliza análisis de imágenes digitales y técnicas de visualización nuevas para explorar patrones culturales en grandes series de imágenes y video.
La experiencia del laboratorio sugiere que cada vez que se analiza y visualiza una colección de imágenes de video se encuentran nuevos patrones, incluso, en el caso de colecciones que ya habían sido analizadas por otros autores.”(Manovich, 2011, traducción propia).
Uno de los proyectos del grupo con el que trabaja Manovich, de 2009, se llama “Especies de medios, creación de una taxonomía de los diferentes tipos de contenidos de los medios”. Se trata de un proyecto que compara diferentes tipos de medios (dibujos animados de 1930, secuencias de canciones de películas de Bollywood, animaciones contemporáneas, y publicidades políticas de 2008), a través de variadas técnicas de visualización.
Lev Manovich apunta a la comprensión de los patrones con atención al detalle. La opción anterior a estas visualizaciones de información se limitaban a las muestras, un pequeño porcentaje del total que permitía generalizar el comportamiento del total de casos. Con las opciones disponibles en la actualidad, la idea de tomar una muestra del total deja de ser necesaria.
Un número creciente de “artistas de datos” exploran las posibilidades de expresión de estos grandes volúmenes de información llevados a diferentes lenguajes artísticos, en el ámbito de la plástica, de la música, de la expresión audiovisual y de los nuevos medios.
Nathalie Miebach es una artista que transforma los datos científicos de huracanes y otros fenómenos climáticos en en esculturas complejas, piezas musicales e instalaciones. Utiliza mediciones de presión, viento y temperatura, por ejemplo del Huracán Noel en 2007 y los traduce en objetos que devienen esculturas, y partituras que devienen obras musicales, que permiten vislumbrar las interacciones complejas de los elementos del clima durante un fenómeno particular.
También con la temática del clima, los artistas Martin Wattenberg y Fernanda Viegas realizaron una visualización del viento en Estados Unidos en tiempo real en el año 2012, Wind Map (http://hint.fm/wind/).
Lo excepcional y lo cotidiano (The Exceptional and the Everyday: 144 hs in Kiev) es el primer proyecto que analizó las fotografías durante un momento de agitación social, a través de técnicas de visualización e informáticas. Se consideraron 13208 imágenes subidas a Instagram y compartidas por 6165 personas, en el área de Kiev durante la Revolución Ucraniana. La investigación resultante del proyecto revela un alto nivel de compromiso de los habitantes de Kiev en relación con el proceso que estaban viviendo. También se explora la coexistencia de lo excepcional y lo cotidiano, imágenes de choques entre fuerzas, eslóganes políticos, autos y edificios en llamas se yuxtaponen con imágenes habituales como selfies, fiestas, eventos culturales y demás (http://www.the-everyday.net/).
Laurie Frick es otra artista que explora los rastros digitales propios a través de numerosas obras plásticas. http://www.lauriefrick.com/time-blocks/
En esta obra, “Datos que flotan” (Floating Data), se pueden ver los rastros de pasos, que de acuerdo con la artista reflejan las rutinas humanas. “Vamos a los mismos lugares, nos repetimos, y a veces visitamos los mismos lugares”. Laurie Frick llevó un registro de sus propios desplazamientos durante largos períodos a través de mapas dibujados a mano para comparar la información de su memoria con la recolectada con un GPS. Además, creó una aplicación que permite convertir la información sobre las localizaciones del usuario en diferentes patrones.
Hard Data es una obra de R. Luke Dubois de 2009 (https://vimeo.com/135763038). Se trata de un proyecto de minería de datos, sonificación, y visualización de las estadísticas de las acciones militares en Afganistán e Irak como fuentes de material para una composición audiovisual interactiva. A través de sus conocimientos musicales, DuBois ilustra una gran variedad de datos estadísticos, que pasa por aspectos como la muerte de civiles, representaciones geoespaciales de las acciones militares y presupuestos fiscales para la guerra, con el fin de generar un conjunto de datos que puede utilizarse para múltiples composiciones audiovisuales. La intención del proyecto es contextualizar la música en las estadísticas del mundo real y ofrecer un marco de trabajo metafórico y de composición para crear música electroacústica relevante y significativa para nuestra época.
Se puede ver que diferentes artistas y obras plantean el problema de la selección de la información, de qué es lo que se puede decir a través de este volumen de información y qué se puede decir sobre este.
Algunas de estas obras pueden pensarse como transposiciones, traducciones de la información o la recolección de datos a un lenguaje artístico. Además, permiten la percepción de la información de una manera más “humana”, que permite comenzar a entender el volumen de datos que implica el concepto de Big Data. Lev Manovich plantea al respecto que la intención es “que los especialistas en humanidades puedan disponer de programas de visualización y análisis de datos en su cotidianidad, para que así puedan combinar en su trabajo los enfoques cuantitativo y cualitativo. De qué manera lograr que esto suceda es una de las preguntas claves para las “humanidades digitales”.
En The Creators Project (Proyecto Creadores) se pueden ver numerosos ejemplos más de obras que trabajan con los grandes volúmenes de información. Una de las reflexiones más relevantes apunta a que se trata de una manera de «humanizar la información a través del arte», es decir, que los datos masivos, que nos pueden parecen inconmensurables y lejanos, se acercan a nuestra percepción a través de estas obras.
Referencias bibliográficas
- Aguilar, Luis Joyanes (2013) Big data, análisis de grandes datos en organizaciones. Ciudad de México: Alfaomega
- Manovich, L. (2011) “Trending: The Promises and the Challenges of Big Social Data”.
- Manovich, L. (2017) “Cultural Analytics, Social Computing and Digital Humanities”, en Schäfer, Mirko Tobias y Karin van Es: The Datafied Society, Amsterdam: University Press.
- Mayer-Schönberger, V. y C. Kenneth (2013) Big data. La revolución de los datos masivos. Madrid: Turner Noema.
- Theatlantic.com (14 de mayo de 2015) “How Data Became a New Medium for Artists”